El
viernes 20 de diciembre de 2019, fallecía en su localidad de Valverde del
Camino, la cantautora onubense María Auxiliadora Pérez Calero, conocida
artísticamente como “Chili Valverde”, a los 72 años de edad, tras una larga
enfermedad que en los últimos meses le había hecho abandonar su actividad
artística. Sirva esta página, escrita un año y medio antes de esta triste noticia,
como homenaje a su persona y a su carrera artística, dedicada casi en
exclusividad a la poesía de su paisano Juan Ramón Jiménez.
CHILI VALVERDE:
Hoy le vamos a dedicar la página a una cantante onubense que, con su obra está difundiendo la poesía de Juan ramón Jiménez, poniéndole música a sus poemas. Su nombre es María Auxiliadora Pérez Calero (Valverde del Camino, Huelva, 1947; IPI: 271.637.656), conocida artísticamente por el nombre de “Chili Valverde”, que ha editado hasta el momento, tres trabajos dedicados al poeta moguereño.
La
cantante andaluza asegura que es una admiradora de muchos poetas, entre los que
cita a Lorca, Benedetti o el indio Rabindranath Tagore, aunque en este caso no
obvia que el propio Juan Ramón era seguidor de él, y sus versos habían sido
traducidos al castellano por su propia mujer, Zenobia.
“Cuando
te pones a musicar una poesía, no le puedes quitar los puntos y las comas, hay
que cantarla como la ideó el poeta, y había frases imposibles de sacar adelante”,
recuerda a la hora de hablar de su obra.
CANTARES
SUS INICIOS:
En
1983, y con el nombre artístico de “Chili”, edita el disco LP “Como un sueño”, con
arreglos y dirección musical de Manuel Marvizón. Contenía nueve canciones,
en las que tres eran suyas y el resto de otros autores, de la que una, era un
poema de Manuel Machado: Cantares, con música de Manuel Marvizón Carvallo
(Sevilla, 1956), en el corte A2.
En la trasera de la carpeta, encontramos
un texto de José María Roldán que nos dice:
CHILI
es el nombre familiar de MARÍA AUXILIADORA PÉREZ CALERO. Y ha querido que sea
también su nombre artístico. Llega al disco por un limpio camino empedrado de
éxitos. Porque CHILI ha cantado siempre. Ella escribe sus letras. Y compone su
música. Y se acompaña a la guitarra. Que es hacérselo todo ella misma. Habría
que decir que CHILI es la Música total. Desde Valverde del Camino, a lomos de
la serranía y el llano, CHILI trae en su voz la gracia del paisaje nativo: la
limpieza del cielo, la fuerza de la laja, el encanto del pino, el olor de los
campos, la vibración del aire, la clara luz del alba, la calma de los
atardeceres... Es la suya una voz personal, fácil, transparente, amplia, capaz
de todos los recursos expresivos y de todos los juegos sonoros... Sus
canciones, melódicas pero arropadas en ritmo, vienen envueltas en el raro
resplandor del éxito. Porque son canciones de siempre y para todos. Canciones
para la soledad o la compañía, para el encuentro o para la des-pedida, para la
noche o para el día, para la casa o para la calle. Y canciones así Piden paso
con prisas... Desde hoy, no la Música, que la tuvo siempre, sino nosotros todos
contamos con el regalo de la voz y las canciones de CHILI. Y ello gracias al milagro
del disco que usted tiene en sus manos.
CON
JUAN RAMÓN:
Su
primer trabajo sobre este poeta fue el CD “Juan Ramón y yo”, que editó en 2001 aunque, como ella misma
dice en una entrevista para la agencia Efe: “mi relación con la música relacionada con Juan Ramón Jiménez la empecé
en 1997, pero no pude grabar hasta el año 2001”.
El
CD incluía 11 poemas de Juan Ramón Jiménez:
1. El primer nido. Poema CCIX de la
sección “V España” del libro “Diario de un poeta recién casado” (1917). SGAE: 3.685.044.
2. Vino primero, pura. Poema del libro
“Eternidades 1916-1917” (1918). SGAE: 3.685.038.
3. Platero y yo. Capítulo I del libro “Platero
y yo” (1914). SGAE: 3.685.062.
4. Yo no soy yo. Poema del libro “Eternidades”
(1918). SGAE: 3.685.053.
5. Moguer mío. Poema de la sección “Pastorales
con Dios” (2. Valle de Montemayor) del libro “Pastorales” (1911). SGAE: 3.685.041.
6. La alta niña. Poema de la sección “Pastorales
con Dios” (2. Valle de Montemayor) del libro “Pastorales” (1911). SGAE: 3.685.060.
7. Para dar un alivio a estas penas. Poema
VII del libro “Arias tristes 1901-1903” (1903).SGAE: 3.685.025.
8. Molino de viento, rojo. Poema de la
sección “El valle” del libro “Pastorales” 1905. Código SGAE: 3.685.057.
9. Un despertar de Moguer. Poema de la
sección “1. Nubes sobre mi calle” del libro “Nubes sobre Moguer” (ed. en 1990). SGAE 3.685.050.
10. La estrella del pastor. Poema XI del
libro “Pastorales” (1911). SGAE: 3.685.032.
11. El viaje definitivo. Poema III de la
sección “4 Corazón en el viento” del libro “Poemas agrestes 1910-1911”. SGAE: 9.320.855.
El folleto del CD contenía un texto del
escritor Antonio Ramírez Almanza (Rociana del Condado,
Huelva, 1956) que nos dice:
¿Hasta
dónde se puede prolongar el verso de Juan Ramón? ¿Hasta dónde la longitud del
tiempo, recibe en el espacio la tonalidad de las voces?
Así
es la percepción del eco en la voz de Chili.
Manejando
con la dulzura de los enjambres las líneas líricas de Juan Ramón, nos adentra
hacia las fragancias de musicar los versos o versificar con tenues sonidos los
tintineos infinitos que permiten las palabras mágicas del poeta de Moguer.
Si
Juan Ramón abre las puertas inconmensurables de las estaciones poéticas a los
estados de la emoción y a la mejor poesía de la literatura española contemporánea.
Chili se abraza a ella como enervante fuente de surtidores musicales, troceando
la palabra, sin romper la dimensión expresiva del moguereño para convertir en
un refugio sonoro las sensaciones más sutiles de un poema. El poema siendo
transporte de vibración esencial para el alma se condensa ahora más, protegido
por la vocalidad de unas cuerdas en la garganta de Chili.
Así
con su voz, haremos el primer nido, el viaje definitivo a la ensoñación,
sentiremos la alta niña por los molinos del viento cuando Moguer de ellos
despierte, y en la pureza desnuda de la poesía ser el poeta observado por la
estrella del pastor, mientras se alivian las penas de sentir un Platero
renacido.
¿Hasta
dónde queremos soñar la voz en el manantial de la poesía?
Y otro texto del fallecido poeta Francisco
Garfias López (Moguer, Huelva, 1921 - 2010), que dice:
Chili,
esta cantautora valverdeña que tiene como un nido de melancolía en la voz, ha
puesto melancolía y voz a unos bellos poemas de Juan Ramón Jiménez.
Poner
música a la música es difícil, casi un milagro. Y esto es lo que ha hecho Chili
con un primor insuperable: musicar, hacia dentro y hacia fuera, unos poemas
esencialmente musicales.
Perdonen
tanta redundancia, pero los milagros son así: belleza sobre la belleza, primor
sobre el primor, alma sobre el espíritu, claridad sobre la sencillez, temblor
sobre el temblor propio de la palabra.
Chili
canta y su voz delgada, traspasada de sol y de lágrimas, va subrayando la
delgada voz del poeta, como enamorada de sus ruiseñores naturales, como con
miedo de romper la armonía, como con temor de desdibujar lo que ya tiene un
dibujo eterno, como para que quede para siempre fija “La libélula vaga” de la
que hablaba Rubén Darío, la libélula imposible y perfecta de la poesía.
De Valverde del Camino, casi en el
umbral de la sierra de Huelva, nos llega el prodigio. Y nosotros, los
juanramonianos, achicamos nuestra sensibilidad, la hacemos más niña para escuchar
como la música airea el verso, lo sostiene, lo voltea respetuosamente para que
deje una fragancia de melancolía.
En 2006 vuelve a reeditar el disco
(produciéndolo ella misma), con el nombre: “A Juan Ramón”, llevando como
subtítulo en la trasera del CD “Chili canta a Juan Ramón Jiménez. 2ª edición de
Juan Ramón y yo”. Fue patrocinado por la Fundación El Monte, El ICAS (Instituto
para la Cultura y las Artes de Sevilla), Canal Sur y la Diputación de Huelva,
con motivo del trienio juanramoniano. En el interior del folleto del CD lleva
esta dedicatoria: “A Juan Ramón y
Zenobia, en el año de inicio del trienio 2006-2008 dedicados a su conmemoración
y recuerdo” y un texto de Chili que nos dice:
“Si la música y la poesía no llegan a tu
alma, habla con tu Dios y pídele una explicación”. Los temas son los mismos,
pero con ligeros cambios de orden.
En
2008 edita un libro con 2 CD titulado “Mamá Pura. 23 poemas de Juan Ramón
Jiménez con voz y música de Chili Valverde” (La Canyada, València: Efecto
Violeta, 2008). En el primer CD, titulado “Mamá Pura”, incluía 12 nuevos temas
basados en poemas de Juan Ramón Jiménez:
1. Al soneto con mi alma. Poema I de la
sección “Al soneto con mi alma” del libro “Sonetos espirituales 1914-1915” (1917). SGAE: 9.022.609.
2. Se quejaba. Poema del libro “Ellos
1918-1923”. SGAE: 6.684.606.
3. Oración. Poema del libro “Bonanza
1911-1912”. SGAE: 6.464.499.
4. Dame tu carne. Poema del libro “Idilios
1912-1913”. SGAE: 6.464.500.
5. El niñodiós. Poema “Cuando yo era niño
Dios” del libro “Nubes 1896-1902”. SGAE: 5.322.648.
6. Libertad. Poema del libro “Sonetos
espirituales 1914-1915”. 1917. SGAE: 6.464.493.
7. Las rosas. Poema del libro “Idilios
románticos 1912-1913”. SGAE: 6.464.492.
8. Orilla de vuelta. Es el poema “Olvidanzas”
del libro “Las hojas verdes” (1906). SGAE: 5.322.662.
9. Pozo. Poema del libro “Sonetos
espirituales 1912-1913”. SGAE: 6.464.498.
10. Como puedo decir que no te tengo. Poema
del libro “Ausencia 1913-1914”. SGAE: 5.927.431.
11. Árbol. Poema del libro “Una colina
meridiana 1942-1950”. SGAE: 6.464.501.
12. La imajen del amor. Poema del libro “Baladas
para después” (1911). SGAE: 5.322.660.
AL SONETO CON MI ALMA
El
segundo CD, llamado “Zenobia”, contenía los 11 temas de su primer trabajo que
denominó “Juan Ramón y yo”.
El libro comenzaba con un texto de Carmen Hernández-Pinzón Moreno,
sobrina-nieta del poeta, que decía, entre otras cosas:
Yo
te querría colmar de músicas...
Colmados de músicas del alma, de dos
almas, la que puso el Nobel en todos sus escritos, la que Chili vuelca en su
música y su voz. Agradezcamos a ambos tan hermosos regalos que enriquecen
nuestras rutinas diarias y nos hacen soñar con nuevas órbitas, donde sólo se
pueden encontrar la belleza, la armonía y, gracias a ellas, alcanzar la
eternidad.
Otro
texto de María de los Ángeles Sanz
Manzano, especialista en la obra de Juan Ramón Jiménez, que nos dice, entre
otras cosas:
DE
POR QUÉ BROTA MÚSICA DE LA POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
De
cada uno de los 23 poemas en verso y en prosa que componen estos discos brota
música. Ritmos y cadencias nacen de los versos de Juan Ramón para vibrar,
expandirse y perpetuarse en el espacio y el tiempo. Es una música de naturaleza
sutil, sutilísima, casi imperceptible. Para escucharla es preciso que se haga
el silencio. Cuando al fin todo calla, llega hasta nuestros “sentidos
corporales y espirituales”, primero susurrante y lejana, luego nítida y
penetrante, la melodía de la palabra del poeta.
No
es una melodía monocorde ni repetitiva, sino plena de matices y distinta para
cada lector-oidor. Juan Ramón, el dios “metamorfoseador”, el creador de las
infinitas formas, quiso también que su música resonase con notas diferentes
dentro del recinto sellado de cada alma. La que ahora escuchamos es la música
que Chili ha percibido dentro de sí. Nos la ofrece a través de su hermosa voz. Justo cuando
comenzamos a sosegarnos y a dejamos envolver por ella, una pregunta interrumpe
nuestro gozoso abandono y nos mueve a la reflexión: ¿por qué la música fluye
sin cesar, como “corriente infinita”, de la obra de Juan Ramón?
Desde sus inicios, el poeta concibió
su poesía en íntima unión con la música y las demás artes: El objeto, el fin
del arte, de las artes poéticas (literatura, pintura, música, etc.) es
escribir, pintar, cantar el universo “uno”, visible e invisible. Su único
objeto.
Y
un texto de la investigadora de Juan Ramón, Rocío Fernández Berrocal, que nos dice (conservando la especial
grafía del poeta):
Mi
corazón es como esas ramas movidas por el huracán
donde
hay una algarabía de pájaros.
El
viento se lleva la música adonde quiere.
Juan Ramón Jiménez.
Juan
Ramón Jiménez fue un cantor de la esencia de las cosas, un nombrador exacto del
mundo, un cultivador exigente del ritmo. Su obra posee la medida y armonía de
la mejor poesía, tan cercana a la música -él pensaba que cada poema tenía su
propia música-, plena de ritmo interno, de espiritualidad y pureza lírica, de
mensaje trascendental que se sobrevivió a sí misma: “La música es nuestra mejor
conciencia ética y estética” -afirmó el escritor-. “Vivir yo es tener música
divina en mi cuerpo; cuando esa música salga de mí, yo habré muerto”. El poeta falleció,
pero le sobrevivió su literatura -música divina-, que Chili recogió en sus
canciones. El Nobel deseaba que su Obra “fuese una unidad musical completa y
esquisita, alta, bastante para llenar una medida humana y una medida divina” y
consideraba que “la música nos sitúa en el lugar donde nuestros sentimientos se
espanden en la forma y de la manera más agradable e inefable”.
Dos
onubenses de nacimiento y vocación son los protagonistas de este disco: el
moguereño universal, que llevó su palabra hasta senderos intransitados de
belleza, dejándonos un legado humano y literario sin parangón, una Obra clásica
que es un mensaje directo a la inteligencia y a la sensibilidad, y María
Auxiliadora Pérez Calero, Chili Valverde, quien, dotada de un talento innato,
se forjó con esfuerzo y tesón su carrera musical de manera autodidacta. Desde
muy joven Chili sintió el pulso del arte, la necesidad de expresión artística y
se dedicó a la música con pasión, poniendo cada actuación al servicio del arte mismo con gran
desprendimiento y generosidad, intuyendo que “donde está la emoción allí está
el mundo y que el idioma debe ser el de los sentimientos, porque la poesía es
la música del sentimiento o tal vez mejor: el sentimiento musical mismo que
revela, junto a otras manifestaciones artísticas como la música y la pintura,
el secreto del mundo”. Ambos consagraron su vida a su obra con un compromiso gustoso
por el trabajo bien hecho y en ambos sus raíces volaron y sus alas arraigaron
para deleite de todos.
Infatigable
trabajadora y de personalidad íntegra como Zenobia, Chili ha seguido desde hace
años la estela poética de Juan Ramón Jiménez, musitando sus poemas con respeto
y delicadeza, consciente de recrear a uno de los grandes del idioma, elevando
su canto, como le gustaba a Juan Ramón, hacia lo universal y creando, como él,
un estilo propio, original e inconfundible porque, según pensaba el moguereño, “el
estilo es cosa del fondo del alma, (...) no es ala, sino vuelo”. Para Chili su
arte, más que una profesión, es su vocación que le aflora, como a Juan Ramón,
sin esfuerzo, de forma natural, lo que se refleja en cada una de sus canciones
que consiguen evaporar la vida convirtiéndose en “fuente de nuestros
sentimientos ideales”.
“Se
es músico, pintor o poeta por gracia”, escribió Juan Ramón Jiménez. Como “gracia
libre”, como “gloria del gustar”, como “gozo del temblor”, al escuchar a Chili
nos asalta siempre un sobrecogimiento profundo, un hilo sutil de magia, una
transparencia de voz y de nobleza. Chili es todo un descubrimiento para quienes
la escuchan por primera vez y un grato regalo para quien se acerca de nuevo a ella.
Muestra en sus composiciones su gran sensibilidad lírica y su profundidad como
lectora de la obra de Juan Ramón porque, según él señaló, “la palabra, como la
música, surje solo en el alma penetrada de la caricia esterna plenamente
comprendida”. Esta comprensión, esta fusión de sensibilidades penetradas se
aprecia en cada una de sus canciones.
Su
música nos eleva al mundo poético de Juan Ramón Jiménez. En sus trabajos la
protagonista es la poesía del escritor moguereño porque la esencia de cada
canción es el ritmo del poema (la lírica es “como una conciencia musical del
hombre”), la “escelencia de la música de la palabra”. La voz de Chili brota así
pura y transparente, como la del Nobel.
Henry Purcell escribió que “la música
es la exaltación de la poesía”, idea que se aprecia en estos discos, donde
encontramos toda la fuerza, la autenticidad, la frescura y la hondura de la
obra de Juan Ramón Jiménez. En ellos nos acarician suavemente las notas
musicales que revolotean a modo de mariposas, “metamorfosis de colorines”,
alrededor de Platero.
Pero su “obsesión” por el poeta no termina
aquí. En 2014, año en que se celebró el centenario de la primera edición del
libro “Platero y yo”, vuelve a editar un triple disco dedicado al poeta,
llamado simplemente “Juan Ramón Jiménez”, con el patrocinio de la
UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) y la Fundación ONCE. En el primer
CD, llamado “Platero y yo”, nos encontramos con la grabación de once nuevos
temas, basados en capítulos enteros del libro “Platero y yo”. Los temas son:
1. Dedicatoria e introducción.
2. A Platero, en el cielo de Moguer.
3. La llama.
4. Platero.
PLATERO
5. La arrulladora.
6. El pino de la corona.
7. Nostalgia.
8. Camino.
9. A Platero, en su tierra.
Según ella misma cuenta, los capítulos
elegidos, “se han escogido porque había
que tener en cuenta que sean capítulos que tengan musicalidad, que se pudiesen
cantar bien. Los he podido sacar adelante gracias a la experiencia de haber
hecho otros discos similares”. Cuando maduró la idea de ponerles
música a capítulos enteros de “Platero y yo” y cantarlos, pensó que era una
buena idea grabarlos en disco y editarlo junto a los dos anteriores.
El triple disco lo presentó y lo puso a la
venta Chili Valverde ese mismo año, en el teatro Puerta del Andévalo de su
localidad. También ha cantado estos temas en universidades y actos dedicados al
poeta.
En
su trayectoria musical, también tiene composiciones propias (más de un centenar
de temas propios), aunque ha tenido una especial predilección por la poesía, y
más concretamente por Juan Ramón Jiménez. “Sobre todo, Juan Ramón es nuestro
poeta, y hay que apoyarlo con cosas como esta”, nos dice Chili. Pero avanza que
está preparando “no uno, sino varios discos, con letras de poetas como Lorca y
algunos poemas de tema religioso, pero adaptados a los tiempos actuales, con
letras de Teresa de Jesús”.
También
en junio de 2014 se presentó el libro “Platero y yo. Lectura fácil”. Lo editó
la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) en colaboración con la
Asociación Lectura Fácil. Es una versión de este libro que utiliza un lenguaje
claro y directo, con frases cortas y con una sola idea principal en cada
oración. Narra los acontecimientos en orden cronológico y no hay exceso de
personajes. El cuerpo de letra es grande, con márgenes e interlineados
generosos, las líneas tienen una anchura máxima de 60 caracteres y respetan las
unidades sintácticas del texto. Las ilustraciones descriptivas son de Judit
Canela, y contiene un CD con algunos de los capítulos musicados e interpretados
por Chili Valverde. La edición es de Ana Crespo Bordes, licenciada
en Periodismo y en Traducción e Interpretación.
DISCOGRAFÍA DE CHILI VALVERDE:
DISCOGRAFÍA DE CHILI VALVERDE:
-- Como un sueño, LP (Pasarela PRD-96,
1983).
-- Juan Ramón y yo, CD (Notaalta
CDMP-C4-513N, 2001).
-- A Juan Ramón, CD (Sonidisco 2006).
-- Mamá pura LCD (Sonidisco-Efecto
Violeta, 2008). ISBN: 978-84-935613-5-2
-- Juan Ramón Jiménez, 3CD (2014).
JIMÉNEZ, Juan Ramón: Platero y yo. Sevilla:
UNIA, 2014. ISBN: 978-84-79932-54-1
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