LA MÚSICA
FLAMENCA:
Después de hablar sobre los poemas de José Ángel Valente en la música popular:
Y en la música lírica:
Hoy vamos a continuar con las páginas
dedicadas al poeta José Ángel Valente Docasar
(Orense, 1929 - Ginebra, Suiza, 2000; IPI: 56.207.492) hablando de sus poemas
cantados en la música flamenca. En el año en 1985, por influencia de su amigo
Juan Goytisolo, estableció residencia en Almería, compaginándola con las de
Ginebra y París, que mantendría hasta el final. Además, en Almería hizo muy
buenos amigos y colaboró con la peña flamenca “El taranto”, a la que cedió
algunos textos para que fueran cantados.
Usaremos, como en la anterior página, las
Obras Completas. Tomo I: Poesía y prosa. Edición de Andrés Sánchez Robayna.
Madrid: Galaxia Gutemberg Círculo de Lectores, 2008.
Para poder entender el concepto que el
poeta tenia del cante flamenco, reproducimos un texto de mayo de 1988 recopilado
en “La experiencia abisal. 1978-1999” titulado “El cante, la voz” y dedicado a
la peña flamenca “El taranto” de Almería, en el XXV aniversario de su creación:
EL
CANTE, LA VOZ:
El territorio de posesión del hombre por
la palabra -por un ángel, por un demonio o por un dios- es el territorio propio
de lo poético. En él la palabra se libera y nos libera, y canta ante todo su
propia libertad. La palabra canta. De ahí que no haya poesía que no sea, en su
raíz última, canción.
Toda poesía, por culta que sea, por
hermética que nos resulte, busca siempre en lo más oscuro de sí su elemento
corpóreo, el misterio de su encarnación, la voz. Se hace o es cantar, canción,
canto, cante.
La palabra que se hace o es cantar,
canción, nos llama hacia su interioridad, que está formada por el infinito
depósito de la memoria y de los tiempos. De ahí que en lo poético se cante
propiamente no hacia afuera de la palabra, sino hacia el interior de ésta,
hacia sus adentros, hacia lo hondo o jondo, hacia lo que -según se dice en el
mundo afrocubano- “está dentro del cantaó”.
Es fácil comprender, pues, que desde hace
tiempo percibamos en la voz del cante jondo uno de los paradigmas primarios de
lo poético. Entiéndase que en esa perspectiva nos aproximamos al cante no desde
una flamencología (territorio en el que apenas alcanzaríamos el nivel del
oscuro aprendiz), sino desde una poética, lo que supone sobre todo el
reconocimiento en el cante -con ser éste tan propio del lugar o de la tierra
donde nace y se produce- de un patrón estético universal.
La voz del cantaor engendra y es su propio sentido. No hay copla que no sea cuerpo, voz: razón corpórea -no incorpórea como, en otra perspectiva, quiso Antonio Mairena- de la poesía y del cantar. Se canta hacia adentro del cuerpo y de la voz, hacia la entraña o -si se quiere utilizar un término de la mística española- hacia lo entrañal. Tal sería el movimiento hacia lo hondo o lo jondo en el cantar.
Con esa voz -así lo he escrito en otro lugar- el cantaor, en el cante, canta o se canta hacia la interioridad, nos arrastra hacia ella. Canta hacia lo más íntimo o adentrado de sí, con una voz que se precipita y se retrae hacia las más estrechas gargantas del alma.
Canto fundamentalmente melismático el de los grandes cantes: la voz canta ante todo sobre sí misma o dentro de sí misma. Canto poblado de vibratos, de sílabas repetidas, de prolongados ayes. La voz aparece o se manifiesta desde lo os curo, pero sólo para sumergirse de nuevo -y sumergirnos con ella- en lo oscuro. Se llena entonces de sonidos negros. La palabra en el cante nos lleva hacia su oscuridad. La oscuridad es su luz. Cuando un cantaor alcanza ese límite extremo, cuando en su cante llega al punto en que la oscuridad y la luz se unifican, ha entrado en el territorio primordial de lo poético, territorio donde el hombre es el poseído de la palabra: territorio del duende, o del ángel, o del demonio o del dios.
La voz del cantaor engendra y es su propio sentido. No hay copla que no sea cuerpo, voz: razón corpórea -no incorpórea como, en otra perspectiva, quiso Antonio Mairena- de la poesía y del cantar. Se canta hacia adentro del cuerpo y de la voz, hacia la entraña o -si se quiere utilizar un término de la mística española- hacia lo entrañal. Tal sería el movimiento hacia lo hondo o lo jondo en el cantar.
Con esa voz -así lo he escrito en otro lugar- el cantaor, en el cante, canta o se canta hacia la interioridad, nos arrastra hacia ella. Canta hacia lo más íntimo o adentrado de sí, con una voz que se precipita y se retrae hacia las más estrechas gargantas del alma.
Canto fundamentalmente melismático el de los grandes cantes: la voz canta ante todo sobre sí misma o dentro de sí misma. Canto poblado de vibratos, de sílabas repetidas, de prolongados ayes. La voz aparece o se manifiesta desde lo os curo, pero sólo para sumergirse de nuevo -y sumergirnos con ella- en lo oscuro. Se llena entonces de sonidos negros. La palabra en el cante nos lleva hacia su oscuridad. La oscuridad es su luz. Cuando un cantaor alcanza ese límite extremo, cuando en su cante llega al punto en que la oscuridad y la luz se unifican, ha entrado en el territorio primordial de lo poético, territorio donde el hombre es el poseído de la palabra: territorio del duende, o del ángel, o del demonio o del dios.
La misma indescifrable oscuridad de sus
orígenes hace suponer para el cante un fondo inmemorial. Sin embargo, tal y como
históricamente lo conocemos, su antigüedad no se remonta a más allá de
doscientos años. Inútil sería entrar en polémicas, que los flamencólogos acaso
ya hayan agotado, sobre la precedencia o la importancia de lo payo o lo calé en
la constitución o en la consolidación del cante. Lo cierto es que, para una
mirada inocente, el cante es ya en su mismo aparecer fruto de uno o tal vez de
muchos mestizajes culturales, pero sobre todo fruto del hondo cruce sobre el
que se constituye lo gitano-andaluz.
Precisamente en esta misma tierra en la que el cante nace, tierra de sustanciales y remotos mestizajes de tan diversas culturas, se oyó por vez primera en la historia de la lírica peninsular la palabra o voz que se hace o que es, por su naturaleza misma, cantar, canción.
La cultura es producto del mestizaje, del cruce. La cultura es mestiza. No hay, en ese sentido, formas culturales puras. El cante flamenco hace su aparición en el último tercio del siglo XVIII, pero todo lo que el cante funde en una singularísima forma de expresión artística viene de muy anteriores depósitos y del cruce esencial de lo propiamente gitano con lo andaluz. Sin esa hibridación no habría cante. Nada de igual naturaleza han producido las comunidades gitanas en otras latitudes peninsulares y europeas en las que han tenido asentamiento.
Pero, además, el cante lleva la marca de la hibridación o del cruce entre lo popular y lo culto que ha determinado persistentemente la tradición lírica peninsular.
Acaso sea esa esencial impureza -entiéndase el sentido en que utilizo el término- lo que da al cante tan singular especificidad. Cabría decir que la singularidad cultural de una forma de arte es tanto más acusada cuanto mayor es el número de elementos que en ella se unifican. Árbol único, el cante, con muy diversas raíces sumergidas, algunas muy remotas. Por eso es tan difícil determinarle orígenes y por eso, al oír la voz del cante, tiene uno la impresión de que ésta, aun siendo tan individual, habla desde muchos fondos o estratos de la memoria colectiva. Un hombre solo en el cante canta desde muchas memorias.
Precisamente en esta misma tierra en la que el cante nace, tierra de sustanciales y remotos mestizajes de tan diversas culturas, se oyó por vez primera en la historia de la lírica peninsular la palabra o voz que se hace o que es, por su naturaleza misma, cantar, canción.
La cultura es producto del mestizaje, del cruce. La cultura es mestiza. No hay, en ese sentido, formas culturales puras. El cante flamenco hace su aparición en el último tercio del siglo XVIII, pero todo lo que el cante funde en una singularísima forma de expresión artística viene de muy anteriores depósitos y del cruce esencial de lo propiamente gitano con lo andaluz. Sin esa hibridación no habría cante. Nada de igual naturaleza han producido las comunidades gitanas en otras latitudes peninsulares y europeas en las que han tenido asentamiento.
Pero, además, el cante lleva la marca de la hibridación o del cruce entre lo popular y lo culto que ha determinado persistentemente la tradición lírica peninsular.
Acaso sea esa esencial impureza -entiéndase el sentido en que utilizo el término- lo que da al cante tan singular especificidad. Cabría decir que la singularidad cultural de una forma de arte es tanto más acusada cuanto mayor es el número de elementos que en ella se unifican. Árbol único, el cante, con muy diversas raíces sumergidas, algunas muy remotas. Por eso es tan difícil determinarle orígenes y por eso, al oír la voz del cante, tiene uno la impresión de que ésta, aun siendo tan individual, habla desde muchos fondos o estratos de la memoria colectiva. Un hombre solo en el cante canta desde muchas memorias.
MAURICIO
SOTELO Y EL FLAMENCO:
En los años 90, se produce una interesante
unión entre cante flamenco y música clásica, con los poemas de José Ángel
Valente. Nos referimos a las obras del compositor Mauricio Sotelo Cancino (Madrid, 1961; IPI: 205.720.799), del que escribiremos de nuevo en la próxima página, que dedicaremos a la música lírica.
A su regreso a España en el año 1992 (residía en Viena, Austria), entrar en contacto con el poeta, y en una conversación telefónica en 1993, Valente le comenta entusiasmado que: “después de tantos años de esperar, por fin un músico percibe en mi poesía una vibración sonora y es que, mi poesía es de naturaleza radicalmente musical y escribo por escucha” (Jesús García Calero: ABC 18-07-2001).
Comienzan a elaborar un proyecto sobre una ópera basada en sus poemas y Valente escribió un libreto, basado en una de sus grandes obsesiones: el astrónomo, filósofo y poeta italiano Giordano Bruno (Nola, Nápoles, 1548 - Roma, 1600), de donde surgió en 1994 el proyecto inconcluso (por la muerte del poeta) al que llamó “Bruno o el teatro de la memoria” ópera en cinco actos para dos cantaores flamencos, dos sopranos, una mezzosoprano, un contralto, un tenor, un barítono, un bajo, coro mixto, orquesta de cámara, portadora de sonido y electrónica.
A su regreso a España en el año 1992 (residía en Viena, Austria), entrar en contacto con el poeta, y en una conversación telefónica en 1993, Valente le comenta entusiasmado que: “después de tantos años de esperar, por fin un músico percibe en mi poesía una vibración sonora y es que, mi poesía es de naturaleza radicalmente musical y escribo por escucha” (Jesús García Calero: ABC 18-07-2001).
Comienzan a elaborar un proyecto sobre una ópera basada en sus poemas y Valente escribió un libreto, basado en una de sus grandes obsesiones: el astrónomo, filósofo y poeta italiano Giordano Bruno (Nola, Nápoles, 1548 - Roma, 1600), de donde surgió en 1994 el proyecto inconcluso (por la muerte del poeta) al que llamó “Bruno o el teatro de la memoria” ópera en cinco actos para dos cantaores flamencos, dos sopranos, una mezzosoprano, un contralto, un tenor, un barítono, un bajo, coro mixto, orquesta de cámara, portadora de sonido y electrónica.
De este proyecto se estrenó el día 12 de
marzo de 1996, en el Teatro Central de Sevilla, y encargada por el Festival de
las Artes Sibila, la obra “Expulsión de la bestia triunfante” para cantaor
flamenco, cuarteto de cuerda y contrabajo (Código SGAE: 2.952.758; Código ISWC:
T-042.653.562-7) de 1995, con texto de José Ángel Valente. Participaron el
cantaor Enrique Morente Cotelo (Granada,
1942 - Madrid, 2010), el cuarteto británico Arditti y el contrabajista Stefano Scodanibbio (Macerata,
Italia, 1956 - Cuernavaca, Morelos, México, 2012)
Además de este proyecto, también compuso, entre
1995 y 1997, y encargadas por el Verano Musical de Segovia, las obras “Nadie” para
cantaora (o contralto), saxofón, percusión y piano. Código SGAE: 11.074.738, poema editado en el libro “Fragmentos de un libro futuro
[1991-2000]”, p. 553 O. C. I. Y “Epitafio” para cantaora (o contralto) y
percusión. Código SGAE: 11.074.731; Código ISWC: T-042.845.547-3,
de la sección VI del libro “La memoria y los signos” [1960-1965], p. 205 O. C.
I.
Fueron estrenadas el día 11 de julio de 1997
en la iglesia de San Juan de los Caballeros de Segovia, por la cantaora Esperanza Fernández Vargas (Sevilla,
1966). La primera, con el Trio Accanto: Marcus Weiss (saxofón); Christian
Dierstein (percusión) y Yukiko Sugawara (piano) y la segunda, con el
percusionista Christian Dierstein (Stuttgart, Alemania, 1965).
Otra unión de flamenco y música clásica
con poemas de Valente nos lo ofreció en la obra “In pace” para cantaora (o
contralto), percusión y sound carrier (portadora de sonidos). Código SGAE:
5.715.163; se trata de un poema escrito el 22 de
diciembre de 1992, dedicado a la muerte de su hijo Antonio Valente Palomo (Oxford,
Gran Bretaña, 1957 - Ginebra, Suiza, 1989), con 32 años de edad. Fue editado en
2000 en el libro “Fragmentos de un libro futuro [1991-2000]”; p. 546 O. C. I.
La obra fue estrenada el día 1 de octubre
de 1997 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en presencia del poeta, por la
cantaora Carmen Linares (Carmen
Pacheco Rodríguez: Linares, Jaén, 1951), que lo cantó por seguiriyas,
con el percusionista Christian Dierstein (Berlín, Alemania, 1965).
Coral, la viuda del poeta, recordaba en 2004,
en un homenaje a José Ángel Valente, que “la
primera vez que Valente oyó a Linares cantar esos versos, me clavó una uña en
la mano, de la emoción”
También en 2001 se produce una interesante
unión entre cante flamenco y música clásica en un poema de José Ángel Valente y la música de Mauricio
Sotelo Cancino. Es la titulada “Si después de morir... In memoriam
José Ángel Valente” para orquesta y voz flamenca, creada en el año 2000 (Código
SGAE: 5.199.674). Se trata del poema “Elegía:
fragmento”, fechado el 29 de enero de 1994, editado en el libro “Fragmentos de
un libro futuro [1991-2000], de 2000; p. 553-554 O. C. I.
Esta obra fue estrenada en Madrid el día
18 de octubre de 2001 por el cantaor Arcángel
(Francisco José Arcángel Ramos: Huelva, 1977) y la Orquesta Sinfónica de
RTVE (director: Antoni Ros Marbá). Aquí podemos verla en tres partes, en un
video editado el 10 de noviembre de 2009:
SI DESPUÉS DE MORIR 1
SI DESPUÉS DE MORIR 2
SI DESPUÉS DE MORIR 3
Y
por último, el 25 de octubre de 2001, se estrenó también en Madrid la obra “Posesión
del ángel” (elaborada en 1997) para cantaor (o barítono), ensemble y caja de
sonido. Es un poema escrito el 21 de noviembre de 1991 y editado en el libro
“Fragmentos de un libro futuro” [1991-2000]; p. 544. Participaron: “Arcángel” y
De Amore Ensemble. El mismo Sotelo dirigió a los músicos.
SUS
VERSOS EN GRABACIONES SONORAS:
En 2001, tras fallecer el poeta, la
cantaora Carmen Linares edita el CD
“Un ramito de locura” donde, en el corte 11 canta por Seguiriyas el tema “In
pace” (Código SGAE: 5.353.098) con la guitarra de
Gerardo Núñez Díaz (Jerez de la
Frontera, Cádiz, 1961) que es también el adaptador musical.
También colaboran: Christian Howe (violín) y Pablo Martín (bajo). Como dijimos,
se trata del poema escrito el 22 de diciembre de 1992 y editado en 2000, en el
libro “Fragmentos de un libro futuro [1991-2000]”; p. 546 O. C. I
La cantaora recuerda en una entrevista
como conoció al poeta:
“Fue
cosa de magia. Se hizo un silencio tremendo y empecé a cantar. Salió bonito,
con mucho caló. Valente era un pedazo de poeta, y esos versos tan
maravillosos... Tú duermes en la noche sumergida, estás en paz... Disfrutaba el
flamenco. Conocí a Valente una noche en la peña “El Taranto” de Almería. Y
siempre me pareció un hombre estupendo. Sencillo, natural, honesto, verdadero”.
Miguel Mora: Revista Contexto 14-10-2015
Aquí podemos escuchar esta versión, en un
homenaje celebrado en 2004, en memoria del poeta José Ángel Valente:
IN PACE
En 2003, el cantaor Manuel Lorente Rivas (Vélez Benaudalla, Granada, 1956; IPI: 253.585.649)
edita el CD “Decante flamenco”, donde canta por tangos el poema “Por debajo del
agua” (corte 2). Código SGAE: 5.252.465. Le
acompaña a la guitarra Paco Cortés
(Francisco Cortés Urbano; IPI: 238.210.593), que también colaboró con la
adaptación musical del poema, y a la percusión, José Antonio Galicia “Gali” (Madrid, 1949 - Ibiza, Baleares, 2003).
Es el poema de igual título de la sección
II del libro “Breve son” (1968); p. 248 O. C. I
POR DEBAJO DEL AGUA
VALENTE
Y ALMERÍA:
Como dijimos en la introducción de la
página, en el año en 1985, por influencia de su amigo Juan Goytisolo, Valente
compró una vivienda en Almería, compaginando su residencia con Ginebra y París.
Allí hizo muy buenos amigos y colaboró con la peña flamenca “El taranto”.
En Almería, el 18 de julio de 2015, dentro
de su Festival de Verano, y junto al centro de interpretación Casa del Poeta
José Ángel Valente, en la plaza Campoamor, próxima a su vivienda, con motivo
del decimoquinto aniversario de su fallecimiento, se ofreció un recital de flamenco
y poesía, con versos de Valente. Participaron en los recitados, el actor Jesús
Herrera, y al cante, Sonia Miranda García (Isla Mayor, Sevilla, 1974), con
la guitarra de David Rodríguez Romero
(Arahal, Sevilla, 2000). Con la ayuda de José Antonio López Alemán (presidente de la peña flamenca “El taranto” de Almería), la cantaora
Sonia Miranda cantó con palos flamencos los siguientes textos de Valente:
1. “Nana de la Mora” (nana), poema en que
el poeta recordaba a su ama de cría, evocando su infancia en Orense. Se trata como
ya hemos dicho en la anterior página, del poema del mismo título de la sección
I del libro “Breve son” (1968); p. 242 -243 O. C. I.
2. “In pace” (seguiriya), poema dedicado a
la muerte de su hijo Antonio Valente Palomo, en la versión que grabó Carmen
Linares y Gerardo Núñez en 2001.
3. Un poema inédito dedicado a Carmen, la
hija de José Antonio López Alemán, por su cumpleaños (farruca-vidalita).
Cuando Carmen se ríe
Cuando Carmen se ríe
canta
la luna
y
las flores se desnudan
una
por una.
4. “Homenaje a Rosalía de Castro” (bulerías). Es el poema “La poesía. Homenaje a Rosalía
de Castro”, de la sección I, del libro “Breve son” [1953-1968]; p. 237 O. C. I.
5. Una mezcla de versos del autor con
otras estrofas populares (alegrías).
Al año siguiente, el 1 de diciembre de 2016,
la Facultad de poesía José Ángel Valente, adscrita al departamento de Literatura
Española de la Universidad de Almería celebró, en su ciclo académico 2016, las
jornadas “Valente, naciente sombra”, dentro de la cual se celebró en la peña
flamenca “El taranto”, un recital llamado “Sonia Miranda canta a Valente”, donde la cantaora de Sonia
Miranda, actuó con el profesor y guitarrista Antonio Ruiz López. José Antonio López Alemán narró las
dificultades que presenta los versos de José Ángel Valente para adaptarlos al
cante flamenco, por la difícil métrica que tienen. Sonia Miranda cantó los siguientes
temas:
1. Homenaje a Rosalía de Castro (bulerías).
2. Nana de la mora (nana).
3. Nueve cantares inéditos dedicados a la peña “El taranto”
(Bamberas).
Hay en el cantar una llama
que está dentro del cantaor
si no se enciende la llama
el cante no ha despertado.
Hay en el cantar una llama
que está dentro del cantaor
si no se enciende la llama
el cante no ha despertado.
4. El poema inédito dedicado a Carmen, la
hija de José Antonio López Alemán (farruca-vidalita).
5. Cabo de Gata (Alegrías). Es una adaptación del poema del mismo
título, aparecido en el libro “Fragmentos de un libro futuro” [1991-2000]; p.
546 O. C. I.
6. “In pace” (seguiriya), poema dedicado a
la muerte de su hijo Antonio Valente Palomo, en la versión que grabó Carmen
Linares y Gerardo Núñez en 2001.
Aquí podemos ver y oír todo el acto:
SONIA MIRANDA CANTA A VALENTE
En octubre de 2020, Sonia Miranda editó estos poemas en un CD llamado “9 cantares”, su
disco de homenaje a Valente.
DISCOGRAFÍA:
MANUEL LORENTE: Decante flamenco, CD (Producciones Trenti TFCD 128, 2003).
FLAMENCO:
CARMEN LINARES: Un ramito de locura, CD (Mercury
0044001775420, 2001); CD (El País 9788498159370, Joyas Del
Flamenco 18, 2008).MANUEL LORENTE: Decante flamenco, CD (Producciones Trenti TFCD 128, 2003).
SONIA MIRANDA: 9 cantares, CD (2020)
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