ÁNGEL GONZÁLEZ:
Hoy vamos a escribir sobre los cantantes y
grupos que han puesto música a poemas del poeta Ángel González Muñiz
(Oviedo, Asturias, 1925 - Madrid, 2008). Comenzaremos con los poemas musicados
grabados en vida del poeta. Luego continuaremos con los grabados después de su
muerte, en la página:
ÁNGEL GONZÁLEZ: CONTINÚAN CANTÁNDOLE:
http://cancionypoema.blogspot.com/2023/02/paco-ortega-nacio-en-ubeda-jaen-en-1957.html
Muestra corregida y aumentada de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan (1976)
Prosemas o menos (1985)
Son muchos los que han cantado sus poemas (a veces dedicándole un trabajo discográfico completo). Comenzaremos como introducción, con un texto suyo del prólogo de su antología poética “La música y yo” (Madrid: Visor, 2000).
LA MÚSICA Y YO:
En el principio fue la música, contemporánea de la luz. Cuando el Sumo Hacedor dispuso la batería de focos con los que habría de alumbrar al Universo y dijo “Hágase la luz”, en el mismo instante en que la luz se hizo, la oyó. Según una vieja variante del relato bíblico, declarada herética en tiempos de Prisciliano y anatemizada por los Padres de la Iglesia con tal violencia que nunca más -hasta el día de hoy- se supo de ella, el Creador se sorprendió al escuchar lo que en un primer momento juzgó un ruido atribuible a algún fallo en la mecánica celeste, y temió por su invento. Pero muy pronto, tras un instante de desconcierto que -como todo lo que de Él se trata- pareció durar una eternidad, supo que era la música de las esferas, la melodía que desprendía el cosmos al iniciar el acompasado baile de los astros. Y le gustó; le gustó tanto que, si hemos de creer al falso cronista, subió el volumen de aquella melodía para escucharla mejor mientras proseguía su ingente tarea creativa -ya se sabe que, a muchas personas, especialmente a los obreros de la construcción, les gusta trabajar con música.
Así, lo mismo que El Gran Iluminador en el principio de la Creación, yo también advertí la presencia de la música en el principio de mi vida. No se trataba, por supuesto, de la música producida por la maquinaria cósmica, inaudible para los humanos, sino de la emitida por un aparato mucho más modesto: una radio galena que mi padre había comprado a comienzos del siglo pasado. Y, pese a la humildad de aquel artilugio, al oírlo me sentí como Dios: sorprendido y deleitado hasta tal punto que no me resigné a abandonarme pasivamente al encanto de aquel ruido seductor, sino que pretendí hacerlo yo mismo, sentirlo nacer entre mis manos. Y a esa tarea me apliqué durante años con una terquedad tan apasionada como torpe.
Como resultado de mi empeño logré casi tocarlo con mis dedos en forma de guitarra. Luego lo hostigué en figura de violín, y más tarde insistí en flautas, marimbas y teclados. Hubo algunos momentos, pocos, pero para mí -no digo que para mis vecinos y allegados- muy felices, en los que llegué a creer que lo había conseguido; pero no. Todo era una ilusión, el resultado de confundir el deseo con la realidad. Andando el tiempo, y ya cerca de la vejez, no tuve más remedio que reconocer el hecho decepcionante: la música había sido en mi vida una presencia evasiva, intangible, una especie de manzana de Tántalo que me provocaba con su proximidad y hurtaba el cuerpo, su transparente cuerpo sin materia, en el instante en que mis manos estaban a punto de tocarla.
Ésa fue, muy brevemente expuesta, la historia de mis relaciones con la música, que es ante todo la historia de una frustración. Quizá de una manera no consciente, mi dedicación a la poesía obedeció tal vez a la intención de hacer con las palabras lo que con sonidos puros me estaba vedado.
Porque, aunque no sean lo mismo, la música y la poesía son fenómenos asimilables en virtud a algunas propiedades compartidas. La dos son artes que se producen en el tiempo, secuencias sonoras organizadas en períodos y ritmos que sugieren o intensifican movimientos anímicos, estados sentimentales. Lo que ocurre es que el poder de sugerencia de la música es mucho más intenso y rico que el de la poesía. La música está hecha con sonidos puros, incontaminados, sin referencia a ninguna realidad concreta que no sea la de ellos mismos: no hay nada que interfiera su ilimitada capacidad de producir ensueños. La poesía, en cambio, se hace con palabras, y las palabras conllevan inevitablemente ideas o nociones que orientan y limitan sus posibilidades de sugerencia, aunque no las anulan por completo: la poesía nos seduce no sólo por lo que dice sino también, y en medida muy importante, por lo que expresa irracionalmente su eufonía memorable, que pone la palabra al borde de la música. “La versificación más refinada -dice Tomás Navarro Tomás- es la que con más acierto matiza los efectos del ritmo con los movimientos e insinuaciones emocionales del poema”. Esos efectos de la poesía derivados del ritmo que, hablando en lenguaje figurado, podemos calificar de «musicales», también se con-siguen ocasionalmente por medio de la acumulación de ciertos artificios retóricos: rimas, armonía vocálica, aliteraciones. Pero no debemos olvidar que todo lo que hay en los versos, incluso lo que más la aleja de la lengua usada normalmente, es consustancial a las palabras y a los fonemas que las componen, cuyas funciones significativas nada tienen que ver con las funciones que cumplen las notas musicales. La poesía es un hecho puramente verbal. En consecuencia, habrá que darle la razón a don Miguel de Unamuno: “Algo que no es música es la poesía”.
PEDRO ÁVILA EN PARÍS, EN 1970
|
Nació en Tánger (Marruecos), pero de padres españoles. Pasó trece años en Francia donde se dedicó a la canción, cantando en francés canciones rítmicas (fue primera voz del cabaret “Folies Berger”), editando un primer EP con cuatro canciones en francés.
Grabó en Francia, en 1970, un disco dedicado completamente a musicar poemas de poetas españoles (Rafael Alberti, Blas de Otero, Ángel González y Miguel Hernández), titulado “El hombre nuevo cantando”.
Los arreglos fueron hechos por Gerardo Guevara y contó con la guitarra de Raúl Maldonado. Contaba con unos magníficos grabados de José Hernández.
Fue editado en España en 1971, aunque con la censura de dos poemas (uno de Blas de Otero y otro de Miguel Hernández).
En ese disco, Pedro Ávila les pone música a tres poemas de Ángel González:
A5. Capital de provincias (Capitale de province)
B2. Alga quisiera ser (Algue voudrais etre), ambas de la sección Sonetos del libro “Áspero mundo”
B3. Donde pongo la vida (La ou je mets la vie) de la sección V del libro “Sin esperanza, con convencimiento” (1961): “Donde pongo la vida, pongo el fuego”.
1974-CLAUDINA Y ALBERTO GAMBINO.
EN ESPAÑA, EN 1974 |
Tuvieron que salir de argentina en 1974 por las continuas limitaciones a sus recitales y debido a su compromiso político y social, y tras una gira por Sudamérica terminan en España. Se establecen en Madrid y allí comienzan a actuar en diversas salas (era la época que proliferaban los cantautores y salas de música en vivo.
Su planteamiento estético hace que adquieran popularidad y el productor Alain Milhaud (del sello CFE) les propone editar su primer LP en España en 1974: “Aquí donde nos ven”, en el que incluyen canciones de Viglietti, de Silvio Rodríguez, de Violeta Parra, de Víctor Jara, de María Elena Walsh, temas populares y dos poemas de poetas españoles actuales: Gloria Fuertes y Ángel González, musicados por Alberto Gambino. De este último cantan “La paloma”, poema de la sección “Intermedio de canciones, sonetos y otras músicas” del libro “Tratado de urbanismo” de 1967.
1978
Luego editaron “Canción de amor armado” (1975), “Ensayo sobre Brassens” (1975), donde vuelven a grabar temas ya grabados en Argentina, “Quiero decir tu nombre: ibertad” (1976) y “Llamas” en 1978, donde le vuelven a cantar a Ángel González con “Vals de las solas” (canción basado en el poema “Vals del atardecer” de la misma sección y libro que el anterior tema). Luego editaron un LP completo dedicado a los poemas gallegos de Federico García Lorca (“Danza na lua”) y se dedicaron a la producción y dirección artística.
ACARICIADO MUNDO (1987) |
A5. Donde pongo la vida.
B2. Vengo de guerrear.
Pedro la visitaba cada semana, recogía el correo, la abría al aire de la calle, y a veces dialogaba con las cucarachas veraniegas que también aguardaban al poeta, que alguna vez, en alguno de sus poemas, conversa con ellas como si fueran vecinas a las que ya conoce. Esa presencia de Pedro Ávila en la casa y en la vida de Ángel es una metáfora de la vida del poeta: si algo central hay en la vida de este hombre ensimismado y a veces risueño, cantante de madrugada, paseante vespertino y silencioso de las aceras domésticas de la ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida, es el sentimiento de la amistad; cuando volvía a la ciudad de Madrid, se dijo mucho tiempo, y se vuelve a decir cada vez que regresa, los bares y las tertulias, y las librerías y los escritores, paraban un rato para prepararse al nuevo ritmo que iba a imponer el poeta en la ciudad. Y Pedro Ávila, que con él hizo excursiones cantadas, viajes interiores y exteriores, americanos y españoles, configuró durante mucho tiempo, hasta que viajó él mismo a Estados Unidos, lo mejor de la amistad que rodea a Ángel González.
(Juan Cruz: Una manera de andar.)
2000-2009
2002-LUISA PÉREZ:
En 2002 Luisa Pérez (Segovia, 19--) edita el CD “Calambur. Luisa canta a Ángel González” (Está por ver producciones, 2002), producido por Gaspar Payá. Fue presentado, junto al propio Ángel González, en la Casa de Cultura de Rivas Vaciamadrid (Madrid), y en el Teatro Juan Bravo de Segovia. Los temas que contenía eran los siguientes:
1. Para que yo me llame Ángel González (recitado por Quintín Cabrera).
2. Voz que soledad sonando.
3. En este instante, breve y duro instante.
4. Pétalo a pétalo memorizó la rosa.
5. Todos ustedes parecen felices.
6. Revelación.
7. Geografía humana.
8. Calambur.
9. Mientras tú existas.
10. Poema para imaginarte con exactitud.
11. Tras la ventana, el amor.
12. Me basta así (recitado por Quintín Cabrera).
13. Acaso un nombre puede modificar un cuerpo.
2002-HENRIC HERNÁEZ:
OH, POETAS SALVAJES (2000) |
PÁGINAS INTERIORES DEL DISCO-LIBRO |
POESÍA NECESARIA (2003) |
2004-MONCHO OTERO:
MONCHO OTERO |
FABIOLA 11 (2004) |
CUADERNO INTERIOR DEL CD |
2004-JOAQUÍN PIXAN:
Éstos son los temas:
Benjamín Prado.
JOAQUÍN PIXAN Y ÁNGEL GONZÁLEZ |
Ángel González
CONTINÚA EN:
ÁNGEL GONZÁLEZ: CONTINÚAN CANTÁNDOLE:
http://cancionypoema.blogspot.com/2023/02/paco-ortega-nacio-en-ubeda-jaen-en-1957.html
BIBLIOGRAFÍA:
José, ¡que alegría haberte conocido!
ResponderEliminarHoy he colgado lo de León Felipe... si puedes me lo completas.
Yo esta noche miro lo de Ángel González, pero en principio percibo que tu trabajo es completísimo.
Te cuento mañana. Un abrazo fuerte.
Querido José, muchas gracias por lo de León Felipe.
ResponderEliminarComo te conté, la base de datos que tienes sobre Ángel González es completíma. Habría que añadir tres cositas. Te cuento:
• Hay un disco titulado CALAMBUR. LUISA CANTA A ÁNGEL GONZALEZ (2001). contiene las siguientes canciones: Para que yo me llame Angel González, Voz que soledad sonando, En este instante, breve y duro instante, Pétalo a pétalo memorizó la rosa, Todos ustedes parecen felices, Revelación, Geografía humana, Calambur, Poema para imaginarte con exactitud, Tras la ventana el amor, Me basta así.
• El grupo VOX 4 en el disco VOCES Y PALABRAS (2005), ha grabado "Introducción a las fábulas de animales" recitado por Nuria Espert.
• El grupo DESIDENCIA ha grabado el tema "Todos ustedes" en el disco "ANTOLOGIA POÉTICA" (2008).
Un abrazo fuerte.
Querido José hace tiempo que no hablamos... ¿Cómo te va la vida?...
ResponderEliminarMañana voy a empezar a preparar un cuelgue sobre Ángel González, como siempre acudiré en tu ayuda a través de tu blog.
Un abrazo muy fuerte.
¡Ah! una cosita, ¿tienes localizada la discografía sobre Ernesto Cardenal? El otro día hablé del disco de Inés Fonseca y tengo la intención de ampliar la discografía... ¿Me puedes ayudar?