viernes, 18 de marzo de 2022

LOS POEMAS DE JOSÉ HIERRO EN LA MÚSICA LÍRICA Y CORAL. PARTE SEGUNDA (2003-2022):

Como comentamos, el poeta José Hierro muere el 21 de diciembre de 2002 en Madrid, a los 80 años. El 52 Festival Internacional de música de Santander ofreció el 8 de agosto de 2003, una sesión en recuerdo de José Hierro en la que se interpretó la versión definitiva del Álbum de Comendadoras, que el compositor santanderino Eduardo Rincón compuso a partir de versos de Juan Ramón Jiménez y Miguel Hernández, y que se cierra con dos canciones sobre textos del propio Hierro: No vives ya de sinrazones, de la parte “Razones” de la sección III “Alma herida”, del libro “Alegría” (1947) y Canción de cuna para dormir a un preso (poema de la sección III” “Nosotros”, de “Tierra sin nosotros” (1947). La grabación de aquel concierto, celebrado en la iglesia de San Martín de Tours (Cigüenza), en Alfoz de Lloredo (Cantabria), fue publicado por Columna música. En el cuadernillo del CD, un texto firmado por el pianista, musicólogo y poeta Luciano González Sarmiento (Barreda, Cantabria, 1937), asesor de la Fundación Marcelino Botín de Santander, nos decía:

 

 

HOMENAJE A JOSÉ HIERRO

No creo que el F.I.S. [Festival Internacional de Santander] haya programado este concierto como glosa de la figura entrañable de José Hierro, sino como una expresión más de recuerdo, gratitud y reconocimiento permanente de quien, seguro, no se sentirá solo nunca, ya que siempre habrá un corazón latiendo junto al suyo. Es cierto que el poeta ya no cantará más... “No cantaré ya nunca más. El canto / se me ha secado en la garganta. / Se ha dormido en mi corazón / como una rosa”, escribía para aquella “Quinta del 42” con la que hubo de compartir cárcel y pena por el delito tipificado como “auxilio y adhesión a la rebelión”.

 

En aquella época, Pepe Hierro cantaba y recitaba con una hermosa voz de barítono, recitaba de memoria poemas de Juan Ramón Jiménez, Lope de Vega, Gerardo Diego, Alberti, Miguel Hernández..., recitaba apoyado como siempre en una columna de aquel insólito y tenebroso paisaje de las bóvedas de ladrillo que eran la fundación de fábrica de un convento donde decenas de presos escuchábamos como Juan Ramón Jiménez descubría con su mirada “una ciudad dormida de farolas melancólicas”.

La cursiva es de Eduardo Rincón y el convento era el de las Comendadoras, situado en la plaza del mismo nombre de Madrid (1951). De aquellos tiempos surgieron estos cantos poéticos que su autor musical tituló El Álbum de las Comendadoras y que hoy se ofrecen en primicia mundial, recogiendo canciones creadas desde el año 1959 (Nanas de la cebolla de Miguel Hernández) hasta diciembre de 2002 (Silencio de Juan Ramón Jiménez). Entre los meses de septiembre y diciembre de 2002, Eduardo Rincón dio forma definitiva al álbum que hoy será interpretado por la Mezzosoprano Elena Gragera y el pianista Antón Cardó.

 

CARDÓ, GRAGERA Y RINCÓN

Es evidente que, por su edad, el compositor Eduardo Rincón había bebido del manantial abierto por la intensa colaboración entre los poetas y los músicos de la Generación del 27, lo cual, desde el punto de vista histórico, suponía una referencia patrimonial de gran alcance para el creador, pero también fue consciente de la dificultad y el compromiso que suponía “poner música” a los grandes maestros de la poética. El Álbum de Comendadoras viene a ser como un documento reflejo de la evolución que Rincón ha seguido desde el año 1959 hasta nuestros días cercanos respecto al tratamiento musical de textos poéticos. De José Hierro aprendió Rincón que el secreto de un poema siempre se encuentra en el primer verso y tal constante la podrá verificar el intérprete y el oyente en las canciones de este álbum.


José Hierro sostuvo siempre que en el primer verso está todo el poema. Hasta en eso seguía una técnica musical: en el primer tema está la Sonata, la Sinfonía y, por descontado, todas las Fugas. En Música el verdadero ritmo se encuentra implícito en el tema inicial y en su interválica propia. Pero ya en aquella época del Café Trueba nos preguntábamos si no había una notable similitud (o correspondencia) entre la interválica y el ritmo de los motivos o temas musicales y las combinaciones de acentuación, utilización silábica, consonancias internas, etc...

 

A los altos del desaparecido Café de Trueba solían acudir diariamente Hierro y Rincón para compartir lectura y discusión con otros muchos... Allí nos encontrábamos amigos, conocidos, amigos de amigos: Pablo Beltrán de Heredia, Quirós, el pintor sobrino de María Blanchard, que acababa de llegar del exilio, Ricardo Zamorano, Julio Maruri, Jesús Otero, el escultor de Santillana, José Luis Maruri -no emparentado con el poeta y a quien, para distinguirle, llamábamos cariñosamente “Maruri, del nueve largo”, pues era más alto que el poeta-, Pity Cantalapiedra, naturalmente, cuya casa era el centro de una reunión de gente de lo más variopinto que he conocido: el médico Velarde, amigo de Unamuno, un capitán de fragata que, creo recordar, se llamaba Cuervas Mon, que nos deleitaba a todos cantando viejas habaneras... En fin, eran tiempos muy atractivos en los que Pepe Hierro siempre era referencia inevitable.

 

Lo que sí puedo decir con certeza es que Hierro ha sido uno de los poetas más musicales que he conocido. Cualquier compositor puede corroborar que poner música a un poema es algo que puede parecer sencillo, pero que no lo es en absoluto. Cuando comienzas a buscar el color, el aliento oculto bajo las palabras —no el mensaje o la posible filosofa que exista en él, sino el sentimiento que posee o parece traslucir la obra-, la expresión entresoñada, envuelta en ritmos, en palabras que van mucho más allá de su significado, atisbos de una realidad mágica y maravillosa que nunca se consigue descubrir totalmente, es algo que no se encuentra en todos los poetas, sino en los pocos que han alcanzado ese estadio casi angelical que hace que la música nazca de dentro del propio poema. Es una especie de milagro; vas leyendo verso a verso, mientras las manos o el pensamiento van acariciando las armonías ocultas que coinciden con la melodía que arrastra, como un rio, cada verso que estudias... Y de repente, la música brota del poema como el agua de una fuente que estaba escondida.

Sobre tales premisas e inquietudes se adentra Rincón en este mundo lírico que siempre será fantástico y cuyas incertidumbres sólo serán certidumbres en el momento en que verso y música se fundan en una unidad que en castellano llamamos “canción”. Intentemos acercarnos a las canciones que configuran El álbum de Comendadoras de Eduardo Rincón.

                                                                                   

 

SUS POEMAS MUSICADOS:

El 29 de marzo de 2004, el Grupo de Cámara de la Orquesta Sinfónica de La Mancha, estrenó en la iglesia parroquial Santiago Apóstol de Quintanar de la Orden (Toledo) el poema sinfónico “El paraíso perdido”, del compositor Pablo Bethencourt Padilla (Santa Cruz de Tenerife, Canarias, 1948), basado en el poema Madrigal. Estuvo dirigido por José Ramón Monreal Ortiz, y participaron: la recitadora del Grupo Retablo, Mayte Domínguez, y la mezzosoprano Margarita Barreto. Es una obra escrita por encargo de la Orquesta Sinfónica del La Mancha. Se trata del poema 12º de la sección “Por lo que se”, del libro “Cuanto se de mi” (1957).


También en 2004, la compositora y profesora Zulema de La Cruz (Estrella Zulema de la Cruz Castillejo: Madrid, 1958) compone “Canciones de amor” para soprano dramática o mezzosoprano, violín, violonchelo y piano (SGAE: 5.862.470) compuesto por tres poemas de José Hierro: 

1. En el principio. Poema I “Génesis”. 

2. El olvido. Poema II “Sin saberlo”. 

3. Volver a amar. Poema III “Segundo amor”

Se trata de la “Segunda fábula” (El amor), de “Dos fábulas para tiempos sombríos”, de la sección III “Desaliento”, del libro “Con las piedras, con el viento” (1950).  

La obra fue estrenada ese mismo año, en el auditorio Nacional de Música de Madrid, por María José Montiel (mezzosoprano), Emilio Mateu (piano) y el Trío Mompou.

 
En 2005 son dos composiciones las que se crean para sus poemas: el cantautor Luis Lorite (Manuel Luis Lorite Moraga) compone “Caballero de otoño” (SGAE: 6.081.557), poema de la sección I “Enfrente”, del libro “Tierra sin nosotros” (1947). Y Francisco Ferrando Sanjuán, compone “Con las piedras, con el viento” (SGAE: 6.192.068),
poema introductorio del libro de igual título, de 1950.

Desde el año 2000 (hasta el año 2011) se organizó el “Concurso de composición Coral Ciudad de Getafe”, patrocinado por el área de cultura del Ayuntamiento de Getafe y organizado por la Coral Polifónica de Getafe, cuyo fin era fomentar la creatividad musical en el ámbito de la composición coral. Cada año, el tema del concurso variaba conforme lo establecido en las bases de convocatoria (aunque a partir del 2007 el tema fue libre). En el año 2006 el tema elegido para el VII Concurso de composición coral Ciudad de Getafe fue “En torno a José Hierro y su obra”. Los temas premiados fueron:

 

Primer premio: “Viento de otoño” de Julián Sanz Escudero, poema de la sección I “Alegría”, del libro “Alegría” (1947). Julián Sanz Escudero, que trabaja como músico clarinetista en una banda militar, ha compuesto también “El indiferente” (SGAE: 6.841.786), poema de la parte segunda (Alegría interior), de la sección III “Alma herida” del libro “Alegría” (1947).

 

Segundo premio: “Las nubes” para coro mixto a capella, de Manuel Tevar Cava (Madrid, 1980), de la sección “Por lo que sé”, del libro “Cuanto sé de mí” (1957). Es profesor de piano del Conservatorio Profesional de Música Arturo Soria de Madrid.

 

 

 

Tercer premio: “Trébol” de Antonio Llera Felipe. Poema de la sección II “Recuerdo”, del libro “Tierra sin nosotros” (1947). Antonio Llera Felipe es director de coro de la Coral Villa de Valdemoro (Madrid).

Primer accésit: “Ramillete de Hierro” de Gonzalo Garrido Lecca (sobre partes de varios poemas).

 

El compositor, guitarrista y profesor del Conservatorio Profesional de Música Ataúlfo Argenta de Santander, Javier Canduela Ruiz (Santander, 1959) compone en 2009 “Pareja en sombra sobre fondo de oro: Chopin y George Sand en Mallorca”, poema de la sección III “Nombres propios”, del libro “Agenda” (1981) y que ya en 1976, Antón García Abril le puso música. 

La partitura (4 p.) fue editada ese mismo año: Ayuntamiento de Santa María de Cayón, Cantabria: 2009. En la p. 4 aparecía una nota que indicaba: “La Biblioteca poética La sirena de Pisueña del Ayuntamiento de Santa María de Cayón, quiere recordar al poeta José Hierro con motivo del XVI Aniversario de esta Biblioteca”.


 

 

En abril de 2010 el evento anual “Bilbao distrito jazz”, organizado por el área de cultura del ayuntamiento de Bilbao, contó con el dúo “Lena Sinais” (formado por Mireia Otzerinjauregi y Sorkunde Idigoras). En el concierto celebrado el día 30 de abril en el Instituto de bachillerato de Solokoetxe, alternaron letras propias con poemas musicados de José Hierro y Blanca Calparsoro. De éste, estrenaron el poema “Vida” (SGAE: 9.551.442), de la sección “Epílogo”, del libro “Cuadernos de Nueva York” (1998), con música de Miren Sorkunde Idígoras Viedma. Sorkunde Idígoras es profesora en el departamento de jazz de Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco).

 

En 2010 es de nuevo Eduardo Rincón el que se acuerda del poeta y compone “Reportaje (Poema dramático)”. Se trata de una ópera de cámara para cuatro personajes y un narrador, preludio y cuatro escenas. Conjunto de veinte instrumentos, percusión, cuatro voces y coro masculino. El libreto de Eduardo Rincón está basado en el extenso poema de igual nombre, de la sección I “Los hombres y las horas”, del libro “Quinta del 42” (1952).

 

En 2012 se edita el CD “Desatar la alegría”, del “Coro infantil del colegio público Gesta I de Oviedo”. En él aparece el tema del mismo título “Desatar la alegría” (corte 8), que es el poema “Canción”, de la sección I “Alegría”, del libro “Alegría” (1947). El título esta sacado del verso 12 (SGAE: 10.207.138).

 

 

 

Fue compuesta por Ángel Francisco Casado Alonso (Astorga, León, 1952), profesor de música del centro y director del coro. Cantautor astorgano, formó con su hermana Mercedes el dúo “Ángel y Merche”, con la que grabó poemas musicados de Leopoldo Panero, Miguel Hernández y Pablo Neruda.

 

DESATAR LA ALEGRÍA

 

 

Por último comentar que, en 2018, en una separata de la revista Quodlibet (segunda etapa: septiembre - diciembre de 2018, n 69), editada por la Universidad de Alcalá (Madrid), el compositor Eduardo Rincón edita la partitura de la obra “Ellos”: trilogía coral: para cuarteto de voces femeninas: soprano 1ª y 2ª, mezzo-soprano y contralto, sobre el extenso poema (71 versos), del mismo título, de la sección V “Tierra sin nosotros” del libro “Tierra sin nosotros” (1947). La partitura (38 páginas) lleva grabados de Dolça Vilallonga.

 


 

 

 

 


 

CUADRO RESUMEN

 

LIBROS

POPULAR

FLAMENCO

LÍRICA Y CORAL

TOTAL

TSN

8

 

8

16

AL

9

4

13

26

CPCV

1

1

8

10

Q42

8

 

4

12

CSM

6

1

6

13

LDA

3

 

 

3

AG

2

1

3

6

CNY

10

 

6

16

NEL

3

 

4

7

TOTAL

54

7

48

109

 

TSN: Tierra sin nosotros (1947)

AL: Alegría (1947)

CPCV: Con las piedras, con el viento… (1950)

Q42: Quinta del 42 (1952)

CSM: Cuanto sé de mí (1957)

LDA: Libro de las alucinaciones (1964)

AG: Agenda (1991)

CNY: Cuaderno de Nueva York (1998)

NEL: Poemas no editados en libros.

 

PÁGINAS RELACIONADAS:

LOS POEMAS DE JOSÉ HIERRO EN LA MÚSICA LÍRICA Y CORAL. PARTE PRIMERA (1953-2002): 

https://cancionypoema.blogspot.com/2022/03/los-poemas-de-jose-hierro-en-la-musica.html

LOS POEMAS DE JOSÉ HIERRO EN LA MÚSICA POPULAR. PARTE PRIMERA. (1996-2005):

https://cancionypoema.blogspot.com/2022/02/los-poemas-de-jose-hierro-en-la-musica.html

LOS POEMAS DE JOSÉ HIERRO EN LA MÚSICA POPULAR. PARTE SEGUNDA. (2006-2022):

https://cancionypoema.blogspot.com/2022/02/los-poemas-de-jose-hierro-en-la-musica_23.html

JOSÉ HIERRO Y LAS CANCIONES PARA PELÍCULAS:

https://cancionypoema.blogspot.com/2021/12/jose-hierro-y-las-canciones-para.html

LOS POEMAS DE JOSÉ HIERRO EN EL CANTE FLAMENCO:

https://cancionypoema.blogspot.com/2022/03/los-poemas-de-jose-hierro-en-el-cante.html

 

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